Con la creciente globalización y la búsqueda de expansión de las multinacionales, se ha creado la oportunidad para que los países de América Latina puedan recibir mayor inversión para los distintos sectores comprendidos entre la agricultura, ganadería, entre otros.
Ante este panorama podemos percibir que la Fiscalidad Internacional en América Latina se considera un factor determinante, por lo que, según el blog de la División de Gestión Fiscal del BID, se llevó a cabo una encuesta cualitativa que fue aplicada a 389 personas y que arrojó como resultado los siguientes puntos:
La región necesita fortalecer las administraciones tributarias para la mejor recepción a los inversionistas extranjeros.
Señalan que la política fiscal es un factor importante pero no es el más significativo para la inversión extranjera en la región y que la estabilidad política, la calidad de los recursos humanos y de la infraestructura son los factores más determinantes.
A su vez, los encuestados están en conocimiento de los principales instrumentos de la fiscalidad internacional y le otorgan una gran importancia a los incentivos fiscales para atraer a los inversionistas, así como la limitación de los pagos a los paraísos fiscales y la introducción de una fiscalidad a la economía digital.
Teniendo en cuenta los resultados publicados por el blog del BID, podemos comprender que existe una gran necesidad de simplificar los procesos burocráticos, ya que, sería uno de los inconvenientes con los que se encuentran los inversionistas.
Asimismo, el intercambio de informaciones, opiniones y experiencias, resulta muy favorable para el desarrollo de la economía, evitar el fraude y que las empresas conozcan las políticas que conduzcan al cumplimiento fiscal; esto es, crear una red de comunicación fluida e inmediata para los actores económicos en miras al mejoramiento de las relaciones.
Por tanto, sería conveniente considerando lo descrito anteriormente, que encontrar un equilibrio entre las legislaciones nacionales y los instrumentos de fiscalidad internacional que son aplicados regularmente por las multinacionales, ayudaría a la reducción en los costos indirectos y sería fomentado el cumplimiento en forma voluntaria.
El BID también considera que otro elemento importante para armonizar la fiscalidad internacional y que apunta al Pilar 2 de la OCDE es la revisión de la política de incentivos, la cual debe estar focalizada y relacionada con los montos de la inversión, por lo que será imprescindible la revisión de las normas antiabuso y así adecuarlas a las tendencias mundiales post-BEPS.
Otro factor importante también sería adoptar de una manera más simple las reglas internacionales con relación a la documentación de los precios de transferencia, lo cual permitiría que exista una facilidad en los procesos formales y un relacionamiento formidable entre las administraciones y las empresas.
En cuanto al relacionamiento, también cabe destacar que la preparación de los funcionarios puede mejorar con la intención de ofrecer soluciones en tiempos más cortos a través de estrategias agradables, utilizar canales de diálogo que busquen evitar las evasiones y fomenten el cumplimiento a nivel tributario.
En conclusión, podemos asegurar que la Fiscalidad Internacional en América Latina tiene un futuro prometedor en cuanto al crecimiento por inversiones, solo resta ajustar las políticas que permitan a los interesados obtener la practicidad y facilidad para el logro de los objetivos.
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